Desde hace varios meses, por lo sensible del tema, habíamos querido hacer una nota sobre el Hospital Luisa Santiaga Márquez Iguarán, la Empresa Social del Estado de nuestro sufrido y dilapidado municipio de Aracataca, pero no teníamos una información importante, tanto en calidad como en cantidad, sobre el manejo de esa institución, a pesar de que contactamos vía internet a muchos de nuestros asiduos lectores e informantes habituales dentro de los cuales podemos relacionar a varios funcionarios actuales tanto del área administrativa como asistencial de dicho hospital, igualmente, contactamos a ex funcionarios de anteriores administraciones incluyendo a algunos del nivel directivo con el propósito que nos permitieran acceder a dicha información. Siempre existía entre los actuales funcionarios una razón uniforme para no entregarnos la información: De una parte el temor a represalias por parte del cachaco PEDRO SÁNCHEZ RUEDA quien es el gerente en la sombra de dicho hospital y cuyos oscuros antecedentes hacían mella en la mayoría de los contactados y de otra parte la desconfianza, apenas natural, porque se fuera a divulgar los nombres de los informantes.
No obstante lo anterior, quizás por las noticias recientes sobre las investigaciones que la Fiscalía adelanta contra SÁNCHEZ RUEDA por los delitos de concierto para delinquir agravado, homicidio agravado en la calidad de autor intelectual y otros más, y la inminente orden de arresto para el procesado sin descartar la posibilidad que dentro de los trabajadores actuales del hospital LUISA SANTIAGA MARQUEZ se esté gestando un tardío inconformismo y sentido de pertenencia en defensa de los logros obtenidos por la anterior administración, por lo que estimamos fueron a nuestro juicio las circunstancias que permitieron que varias personas accedieran a allegarnos información sobre el manejo actual y las irregularidades que se han cometido en la institución hospitalaria, esta información complementada con la obtenida con algunos ex funcionarios nos brinda argumentos para proceder con la presente nota y cuyo desarrollo para evitar un anacronismo y por orden en la presentación lo haremos en dos o más capítulos y siguiendo una estructura cronológica. En el presente capítulo trataremos los antecedentes del antiguo Hospital San José de Aracataca cuya historia la resumiremos en los siguientes términos:
Durante muchos años la E.S.E. Hospital San José de Aracataca, como lo conoció en su momento toda la población cataquera, fue manejada por amigos del, en ese entonces, parlamentario JOAQUIN JOSÉ VIVES PÉREZ, más conocido como JOTICA VIVES.
Dentro de esas administraciones destacamos las de FABIO PABÓN y HAROLD MERIÑO ARIZA (QEPD), dos gerentes de funesta recordación por todas las irregularidades que se cometieron en esos años, en especial la de éste último quien bajo las órdenes del grupo de amigos de JOTICA, (nos resistimos creer que el ex parlamentario tuviera conocimiento previo de todas las irregularidades cometidas) entre los cuales destacamos a los señores ALFREDO MAYA, miembro, en esa época, de la Junta Directiva del Hospital y su hijo ALFREDITO, quien como asesor jurídico del hospital era el jefe del denominado cartel del embargo armado en contra de los intereses de la institución de salud, la ex concejal LUISA SIMANCA, quien tuvo un efímero paso por la corporación edilicia con más pena que gloria y que cumplía órdenes del señor JAIME SERRANO, la actual concejal de Aracataca GLEDIS MUÑOZ quien fungía ser la más cercana amiga de los señores PABÓN Y MERIÑO y cuyos hilos corruptores al interior del hospital eran manejados por su esposo JAVIER OÑATE quien era cajero del mismo y otros cuyos nombres se nos escapa en el momento.
Estos señores, en su mayoría cataqueros de nacimiento, constituyeron en su momento una fatal agrupación dedicada las 24 horas del día a expoliar el presupuesto del hospital de manera indolente, sin misericordia, sin remordimientos, sin consideración alguna por la población más pobre y vulnerable del municipio que era, a fin de cuentas, la que más necesitaba la atención en salud, con prácticas de actividades despreciables, tales como, contratación de personal que no cumplía ninguna función dentro de la institución, es decir, encarnando las denominadas “corbatas”, contratación de servicios inexistentes o absolutamente innecesarios como el vehículo personal de la concejal GLEDIS MUÑOZ y otros vehículos particulares los cuales eran contratados por sumas millonarias mensualmente sin que se les diera un destino oficial distinto a usarlos para las parrandas y francachelas que con frecuencia se armaban en esos aciagos momentos, gerentes que se robaban con la complicidad de algunos empleados los equipos y elementos hospitalarios y luego estos hechos los presentaban como si fuesen robos cometidos por delincuentes comunes, se pagaban cuentas millonarias por suministro de gasolina a vehículos particulares ya que la ambulancia cuando era requerida por los pobres de solemnidad nunca tenía combustible, pagos millonarios de suministros de elementos médicos e insumos hospitalarios sobrefacturados y materiales de construcción que nunca ingresaban a la institución.
Igualmente, se hurtaban abiertamente los pagos que hacían las Administradoras del Régimen Subsidiado y el situado fiscal o sea los giros que hacía el gobierno para el sostenimiento y gastos de funcionamiento de la institución, sumas que, para esa época, ascendían mensualmente a más de 200 millones de pesos, el manejo del almacén de la institución era un completo desastre no se llevaba una relación de ingresos y salidas, los gerentes manejaban las chequeras de la institución en su bolsillo efectuando giros de cheques sin fondos, sin el trámite legal de las cuentas, es decir, sin orden de pago, ni factura, ni disponibilidad presupuestal. Toda la corrupción y las actividades delincuenciales mencionadas quedaban enmascaradas en el caos administrativo propiciado por los gerentes de turno con la anuencia de algunos empleados del mismo hospital en razón a que no se llevaban los obligatorios libros de control de la ejecución del presupuesto, libros contables, radicación de cuentas por pagar y por cobrar, no se hacían las conciliaciones bancarias, etc.
De otra parte, no se cumplía con el pago de salarios, ni prestaciones sociales a los trabajadores, no se pagaban los impuestos a la DIAN, ni los parafiscales al SENA, BIENESTAR FAMILIAR, CAJAS DE COMPENSACIÓN, etc., se efectuaban los descuentos de la seguridad social a los empleados y no se hacían los pagos a las respectivas EPS, no se cancelaban las deudas con los proveedores de los elementos básicos para el funcionamiento del hospital. En el año 2003 comenzó a operar el llamado cartel del embargo, que no era otra cosa distinta a que el gerente del hospital con la complicidad del asesor jurídico de la institución, léase ALFREDO MAYA hijo y de una serie de abogados corruptos de la región instaban a los trabajadores, contratistas y proveedores para que embargaran las cuentas del hospital mediante la instauración de demanda las cuales luego de falladas en los distintos juzgados eran liquidadas, “conciliadas” y pagadas por sumas exageradas que no correspondían a la realidad, las cuales se repartían proporcionalmente entre los intervinientes. Era un “negocio” tan bueno que el gerente ordenaba, de manera deliberada, el no pago de las obligaciones de la institución para luego acordar la instauración de las demandas en contra del hospital. La casi totalidad de los empleados y contratistas de la institución accedieron a estas maniobras las cuales, aunadas a todos los demás actos de corrupción relacionados anteriormente, terminaron por desangrar totalmente al hospital el cual cayó en una completa cesación de pagos acumulando un pasivo incalculable.
Fue tal el perjuicio ocasionado a la institución que a finales del año 2003 la situación del hospital se había tornado inviable, cuando a los trabajadores se les adeudaba más de 9 meses de salarios, a algunos se les debían prestaciones sociales (primas de navidad, vacaciones, bonificaciones, etc.) de muchos años, acosados por el hambre y las necesidades solicitaron la intervención de la Gobernación del Magdalena, la cual entre otras cosas, era responsable indirectamente de la caótica situación a la que había llegado el hospital de Aracataca ya que como ente nominador del gerente y a su vez la Secretaría de Salud Departamental como órgano directo de inspección, vigilancia y control en el sector salud, no debió permitir que se llegara a ese estado de cosas, con deudas que superaban los mil quinientos millones ($1.500.000.000,00) de pesos, eran los días en los que la muerte rondaba al hospital, husmeando en los pasillos y habitaciones, pero sin decidirse darle el zarpazo final.
Esta situación lo llevó a una parálisis en la práctica, ya que era poco o nada lo que se hacía en el Hospital de Aracataca para el cumplimiento de la función social que es de su esencia, afectando directamente a la población pobre y vulnerable que constituye en nuestro municipio la inmensa mayoría de sus habitantes lo que ocasionó muchas muertes anónimas, padecimientos horribles de enfermedades interminables, proliferación de enfermedades infectocontagiosas, en fin, el pueblo cataquero reflejaba un panorama similar al de MELQUÍADES, sufriendo un envejecimiento a una rapidez asombrosa, estragado por una dolencia tenaz generalizada como resultado de múltiples y raras enfermedades contraídas, no como MELQUÍADES cuyo origen fue los incontables viajes que hizo alrededor del mundo, sino aquí mismo en el propio Aracataca, un pueblo donde en pleno siglo XXI se consume agua contaminada de mierda como si fuera una maldición macondiana heredada por la conducta indolente de unos pocos de sus desnaturalizados hijos que han tenido la oportunidad de detentar el poder y que lo han utilizado en un repudiable aprovechamiento personal e incurriendo de contera en crímenes de lesa humanidad al tenor de lo recogido en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.
NOTA: En los próximos días publicaremos el Capítulo II de ésta increíble pero real historia de nuestro pueblo macondiano.
Amigo lector, su opinión es muy importante para nosotros, por ello lo invitamos a que deje sus comentarios, además, a que participe con su voto en la encuesta que aparece al inicio de la columna visible a mano derecha. Mil gracias por su atención.
Igualmente, se hurtaban abiertamente los pagos que hacían las Administradoras del Régimen Subsidiado y el situado fiscal o sea los giros que hacía el gobierno para el sostenimiento y gastos de funcionamiento de la institución, sumas que, para esa época, ascendían mensualmente a más de 200 millones de pesos, el manejo del almacén de la institución era un completo desastre no se llevaba una relación de ingresos y salidas, los gerentes manejaban las chequeras de la institución en su bolsillo efectuando giros de cheques sin fondos, sin el trámite legal de las cuentas, es decir, sin orden de pago, ni factura, ni disponibilidad presupuestal. Toda la corrupción y las actividades delincuenciales mencionadas quedaban enmascaradas en el caos administrativo propiciado por los gerentes de turno con la anuencia de algunos empleados del mismo hospital en razón a que no se llevaban los obligatorios libros de control de la ejecución del presupuesto, libros contables, radicación de cuentas por pagar y por cobrar, no se hacían las conciliaciones bancarias, etc.
De otra parte, no se cumplía con el pago de salarios, ni prestaciones sociales a los trabajadores, no se pagaban los impuestos a la DIAN, ni los parafiscales al SENA, BIENESTAR FAMILIAR, CAJAS DE COMPENSACIÓN, etc., se efectuaban los descuentos de la seguridad social a los empleados y no se hacían los pagos a las respectivas EPS, no se cancelaban las deudas con los proveedores de los elementos básicos para el funcionamiento del hospital. En el año 2003 comenzó a operar el llamado cartel del embargo, que no era otra cosa distinta a que el gerente del hospital con la complicidad del asesor jurídico de la institución, léase ALFREDO MAYA hijo y de una serie de abogados corruptos de la región instaban a los trabajadores, contratistas y proveedores para que embargaran las cuentas del hospital mediante la instauración de demanda las cuales luego de falladas en los distintos juzgados eran liquidadas, “conciliadas” y pagadas por sumas exageradas que no correspondían a la realidad, las cuales se repartían proporcionalmente entre los intervinientes. Era un “negocio” tan bueno que el gerente ordenaba, de manera deliberada, el no pago de las obligaciones de la institución para luego acordar la instauración de las demandas en contra del hospital. La casi totalidad de los empleados y contratistas de la institución accedieron a estas maniobras las cuales, aunadas a todos los demás actos de corrupción relacionados anteriormente, terminaron por desangrar totalmente al hospital el cual cayó en una completa cesación de pagos acumulando un pasivo incalculable.
Fue tal el perjuicio ocasionado a la institución que a finales del año 2003 la situación del hospital se había tornado inviable, cuando a los trabajadores se les adeudaba más de 9 meses de salarios, a algunos se les debían prestaciones sociales (primas de navidad, vacaciones, bonificaciones, etc.) de muchos años, acosados por el hambre y las necesidades solicitaron la intervención de la Gobernación del Magdalena, la cual entre otras cosas, era responsable indirectamente de la caótica situación a la que había llegado el hospital de Aracataca ya que como ente nominador del gerente y a su vez la Secretaría de Salud Departamental como órgano directo de inspección, vigilancia y control en el sector salud, no debió permitir que se llegara a ese estado de cosas, con deudas que superaban los mil quinientos millones ($1.500.000.000,00) de pesos, eran los días en los que la muerte rondaba al hospital, husmeando en los pasillos y habitaciones, pero sin decidirse darle el zarpazo final.
Esta situación lo llevó a una parálisis en la práctica, ya que era poco o nada lo que se hacía en el Hospital de Aracataca para el cumplimiento de la función social que es de su esencia, afectando directamente a la población pobre y vulnerable que constituye en nuestro municipio la inmensa mayoría de sus habitantes lo que ocasionó muchas muertes anónimas, padecimientos horribles de enfermedades interminables, proliferación de enfermedades infectocontagiosas, en fin, el pueblo cataquero reflejaba un panorama similar al de MELQUÍADES, sufriendo un envejecimiento a una rapidez asombrosa, estragado por una dolencia tenaz generalizada como resultado de múltiples y raras enfermedades contraídas, no como MELQUÍADES cuyo origen fue los incontables viajes que hizo alrededor del mundo, sino aquí mismo en el propio Aracataca, un pueblo donde en pleno siglo XXI se consume agua contaminada de mierda como si fuera una maldición macondiana heredada por la conducta indolente de unos pocos de sus desnaturalizados hijos que han tenido la oportunidad de detentar el poder y que lo han utilizado en un repudiable aprovechamiento personal e incurriendo de contera en crímenes de lesa humanidad al tenor de lo recogido en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.
NOTA: En los próximos días publicaremos el Capítulo II de ésta increíble pero real historia de nuestro pueblo macondiano.
Amigo lector, su opinión es muy importante para nosotros, por ello lo invitamos a que deje sus comentarios, además, a que participe con su voto en la encuesta que aparece al inicio de la columna visible a mano derecha. Mil gracias por su atención.